Mi primera aventura como tutor de primaria estuvo llena de alegrías, ilusión y sobre todo con mucho ritmo de trabajo. No voy a negar que cuando me encuentro ante un nuevo reto, aparece el temor a lo desconocido, pero por suerte, me sentí arropado desde el primer momento por mis compañeros y compañeras y esto hizo que a lo largo del curso, no solo aprendieran mis alumnos, sino que yo aprendiera también las claves para realizar mi trabajo de forma eficaz.
Cuando empecé en el colegio Sant Roc de Alcoy, llegué con la mochila llena de emociones, que no sabía controlar muy bien, ilusionado con mi nuevo trabajo y con muchísimas ganas de empezar.
Llegaba el primer día. Todo era nuevo para mí porque iba a ser tutor por primera vez, además me había informado, y sabía, que era un cole grande, con mucho ritmo de trabajo donde la clave estaba en trabajar en equipo.
Llego aquel día tan especial para mi, 1 de septiembre de 2018. Me preparé, cogí mi mochila y llegué al cole 10 minutos antes de las 9.00 de la mañana. Lleno de nervios, revisé las fotos de aquel grupo donde las compañeras de nivel me habían agregado para intentar localizar sus caras lo más rápido posible al llegar.
Al llegar a la puerta, recibí el primer saludo:
- Hola, ¿Qué tal? ¿Jordi?
- Hola ¿qué tal? Sí, soy yo. Tú debes ser… ¿María?
- Si, exacto, soy yo, contestó
Desde ese momento no me separé de María Edo, y ella, con mucha simpatía, me hizo conocer a muchísimos compañeros cuyos nombres tardaría semanas en dominar.
Al entrar al salón, donde nos esperaba un desayuno de bienvenida, conocí a mis dos compañeras más: Ana Tormo y Mónica Cañete. En pocos minutos ya habíamos conectado y tengo que admitir que me dio mucha tranquilidad.
El día continuó con más actos y lleno de buenos momentos, risas, presentaciones y, sobre todo, con un clima lleno de ilusión, de vocación y de ganas por empezar un nuevo curso. Se respiraba compañerismo y una buena conexión entre el claustro.
El lunes, fue nuestro primer día de trabajo y pronto ya estábamos reunidos los tutores de 2º de primaria. Mis compañeras ya venían de trabajar en 1º juntas, por tanto, la conexión era muy buena. Traté de escuchar, aprender y ayudar en todo lo posible para no ser una carga para ellas. Trabajábamos por proyectos, y esto significaba mucho trabajo en equipo, además, la innovación era un referente en este cole y quería estar a la altura.
El ritmo era trepidante. Tengo que decir que ese mismo día descubrí que estaba con tres profesionales como la copa de un pino y de las que iba a aprender mucho. Como os imaginaréis, me llené de tanta información que no sabía cómo ubicarla y organizarla en mi cabeza. No entendía cómo eran capaces de hablar de tantas cosas a la vez, y todo, con un control admirable.
Pasaban los días y cada vez estaba más contento. Me sentía con mucha confianza y ganas de dar lo máximo de mí. Aprender nuevas metodologías, y sumergirme junto con mis compañeras en el mundo de la innovación educativa.
Visité mi clase, conocí materiales, organizamos horarios, repasamos proyectos, creamos nuevos materiales, decoramos nuestro pasillo y mil cosas más. ¡ah! Y también salíamos juntos a almorzar al bar del Mercado de Sant Roc, donde Vanesa y Juan nos preparaban sus mejores bocatas.
Me sentí una persona muy afortunada, había llegado al lugar correcto en el momento correcto. Por fin estaba haciendo lo que me gustaba y no podía haber encontrado mejor colegio para empezar. Como decía Confucio “Elige un trabajo que ames y nunca tendrás que trabajar, ni un solo día de tu vida”