Los alumnos de 3º de primaria, junto con alumnos de 1º de ESO llevan a cabo un proyecto para repoblar gallipatos en su hábitat natural, en concreto en el parque Natural de la sierra de Mariola.
Cuando escuché por primera vez las siglas APS no tenía ni idea de qué significaban. Cada vez tengo más claro que los profes podríamos hablarnos en clave y nadie nos entendería: «Las compañeras de A.L y P.T nos han informado del MAD para que tengamos en cuenta a los AAC y ACIS y no pongamos ACS»
«¡Chicas acordaros de valorar vosotras el PAT, el VALPA y la modificación de la PA, que yo tengo PAE!»
En fin, un APS, como sus siglas indican, se basa en un aprendizaje-servicio. Una propuesta educativa que combina el currículo académico, con el servicio a la comunidad, en un proyecto en el que los alumnos aprenden centrando el objetivo del trabajo en las necesidades del entorno para mejorarlo.
Este curso, he tenido la oportunidad de formar parte de un equipo de profesionales, maestros y maestras con vocación y ganas de superarse día a día, y prueba de ello es el proyecto que se ha llevado a cabo. Un proyecto en el que han intervenido, los propios maestros, Conselleria de Medi Ambient y los técnicos de Medio Ambiente de Alcoy.
En concreto en 3º de primaria, este APS, se ha ubicado dentro del proyecto «Un món d’ecosistemes» de la asignatura de ciencias, en el que los alumnos han aprendido los tipos de ecosistema, la flora y fauna que habitan en ellos, así como las medidas de conservación de nuestros espacios naturales y todo aquello que afecte a su naturaleza. Nuestra especie, el gallipato, siempre ha estado presente, y los alumnos han aprendido mucho sobre él, durante 5 meses.
¿Y qué es el gallipato? El gallipato, es un anfibio autóctono de la zona de Alcoy, parecido a un tritón, que vive en charcos de agua, y desgraciadamente se encuentra en la lista de animales autóctonos en vías de extinción. Por ejemplo, para esta especie, es necesario que no habiten peces o tortugas, ya que se comen los huevos y bloquean la repoblación.
En primer lugar, se habilitó una zona del pasillo, donde instalamos peceras, acondicionadas para recibir a los gallipatos que Conselleria nos proporcionó. Los técnicos nos dejaron gallipatos de diferentes tamaños, así como unos 50 huevos.
Una vez todo en marcha, los alumnos, junto a sus tutores, mantenían el agua de las peceras limpia y alimentaban a los gallipatos. El método de alimentación no fue fácil, ya que en los de menor tamaño, era necesario producir artémia (especie de crustáceo minúsculo) y este proceso era muy costoso. Cada tres días había que filtrar el agua, separar la artemia de los huevos no eclosionados y volver a rellenar la carga con su dosis de sal.
Con los huevos también tuvimos problemas. Era invierno y de ninguna manera eclosionaban. Las hipótesis empezaron en el aula:
«¡Chicos!, ¿por qué creéis que no salen los huevos?» «¿Qué podríamos hacer?»
Realmente nos empezamos a preocupar, porque los profes tampoco teníamos una explicación. Desde Conselleria nos informaban que ya saldrían, que todo estaba bien, pero lo cierto es que pasaban los días y no eclosionaban. De nuevo lo comentamos en clase:
«¡Chicos!, ¿por qué creéis que no salen los huevos?» «¿Qué podríamos hacer?»
Alguien dijo: «¡Jordi, hace mucho frío para que salgan!» «¡Eso! ¡sí!, ¡Metámoslos en clase Jordi!»
Inmediatamente cogimos un termómetro y el agua estaba a 8º. ¿Tendría razón los alumnos? Lo comenté con mi equipo y decidimos probar a meter la pecera cerca de un radiador. Al día siguiente el agua ya había subido a 15º.
Todos los alumnos estaban super ilusionados, habíamos puesto en marcha su hipótesis y empezaban a ser los protagonistas del proyecto. La gran sorpresa fue cuando al día siguiente vimos que 3 huevos habían eclosionado. La alegría de los primeros en entrar a clase, fue algo tan bonito cómo mágico. Iban llegando y unos a otros anunciaban la noticia. ¡Lo habíamos conseguido!. Día tras día los huevos eclosionaban y se confirmaba la hipótesis.
Pasaban las semanas, y por turnos, íbamos visitando a nuestros ya, animales favoritos. Los alumnos limpiaban el fondo del acuario, y con nuestra ayuda, daban de comer a los gallipatos.
Una vez empezaron a crecer, dejamos de producir artemia, para pasar directamente al pienso. Esta técnica era más sencilla, y ahora sí, los alumnos se encargaban solos del mantenimiento de las peceras, así como también a comprobar su crecimiento por medio de unas reglas instaladas en la base del acuario, que nos permitían medir su evolución.
Durante el proceso, estos animales nos dieron alegrías y tristezas. Veíamos cómo crecían y cómo comían, pero también teníamos que lamentar perdidas. Sabíamos que el tanto por cien de supervivencia era bajo, pero nuestra meta era conseguir, que al menos, el 50% consiguiera sobrevivir y llegar a su hábitat natural.
Y así fue, llegó el día más esperado, y un total de 45 gallipatos se prepararon para el viaje hacia su nuevo hogar, la sierra de Mariola. Todo coordinado con los técnicos de Consellería y Medio Ambiente.
Todos juntos, y con una sensación agridulce, nos poníamos en marcha, para realizar una ruta a pie hasta el lugar elegido para la suelta. Los alumnos iban a despedir a Kenny, el gallipato más grande. Sí, así lo bautizaron. Kenny pasó a ser nuestra mascota, y tengo que reconocer que todos le cogimos cariño. De hecho, se hizo popular en el colegio y todo el mundo sabía quién era.
Uno a uno fuimos dejándolos, con una triste despedida y una sensación de haber colaborado directamente con la naturaleza, dando vida a nuestra casa común, el mundo, y sobre todo consiguiendo una sensibilización muy interesante entre Aprendizaje y Servicio.
Y así fue cómo nos despedimos de todos los ejemplares.
Pasada una semana, y en una de nuestras reuniones de nivel, retomamos las valoraciones del APS, donde a pesar de nuestra alegría por los resultados, comentamos algunos aspectos a mejorar. Algunas de estas cuestiones merece la pena citarlas para en un futuro corregirlas y mejorar este proyecto:
- Variedad de tamaños de los gallipatos: Consellería nos entregó más de 50 huevos y más de 70 gallipatos en diferentes tamaños. En concreto los de menor tamaño, necesitaban ser alimentados mediante artemia, y esto fue una labor muy costosa que los alumnos no podían llevar a cabo de manera autónoma.
- Falta de conocimientos delante de la mortaldad : En muchas ocasiones, encontrábamos gallipatos muertos, sin tener ninguna explicación e intentábamos resolver por intuición los problemas. Merece la pena recordar, que tuvimos muchos problemas para sacar adelante los huevos, quizás por falta de medios, no lo sé.
- Comunicación entre niveles: En muchas ocasiones tuvimos problemas de comunicación entre los niveles de Eso , Primaria y Consellería. Por tanto, en un futuro, será un aspecto a mejorar. Hemos echado en falta alguna reunión más, con el fin de engranar y organizar de manera más eficaz el proyecto entre todas las partes implicadas.
A pesar de estos aspectos a mejorar, el proyecto, se convirtió para todos los alumnos como la actividad más popular, divertida y especial de todo el curso. Una experiencia que siempre recordarán, su primer APS, y en la que tantas cosas positivas, a nivel personal, he sacado como maestro.
Solo queda agradecer los propios maestros, Conselleria de Medi Ambient y los técnicos de Medio Ambiente de Alcoy, su granito de arena a la mejora de nuestra enseñanza educativa, porque como dice Roger Schank «Se aprende haciendo»